¿Quién fue Carlos Manzo y por qué su muerte es importante?
Carlos Manzo, presidente municipal de Uruapan, Michoacán, fue asesinado a balazos el 1 de noviembre de 2025 mientras participaba en un evento público con ciudadanos. Su muerte ha conmocionado al país no solo por su cargo, sino por lo que representaba: una figura política que se enfrentaba directamente al crimen organizado sin ceder ante la presión ni el miedo.
El asesinato de Carlos Manzo no es un caso aislado; es un reflejo brutal del riesgo que enfrentan quienes intentan gobernar con honestidad en regiones dominadas por la violencia. Su historia, su valentía y su trágico final deben ser entendidos por todos los mexicanos.
Carlos Alberto Manzo Rodríguez, conocido como Carlos Manzo, nació en Uruapan en 1985. Fue diputado federal por Morena entre 2021 y 2024, y posteriormente se postuló como candidato independiente a la alcaldía de su ciudad natal. Ganó la elección en 2024 y asumió el cargo como presidente municipal el 1 de septiembre de ese año.
Desde el inicio de su mandato, Carlos Manzo fue claro: no pactaría con el crimen organizado. Esta postura le ganó respeto, pero también enemigos. Su gobierno se caracterizó por operativos constantes contra grupos delictivos, eliminación de redes de corrupción local y una fuerte presencia ciudadana en temas de seguridad.
¿Cómo y cuándo ocurrió el asesinato de Carlos Manzo?
La noche del 1 de noviembre de 2025, durante el Festival de las Velas —una tradición local— Carlos Manzo fue atacado por hombres armados frente a cientos de ciudadanos, incluyendo familias y menores de edad. Aunque fue trasladado de inmediato a un hospital, perdió la vida poco después debido a múltiples heridas de bala.
Este ataque no solo fue un acto de violencia, sino un mensaje directo de impunidad. Sucedió en un evento público, en una fecha simbólica y en pleno corazón de Uruapan, lo que eleva el nivel de alerta sobre la seguridad de las autoridades en México.
7 razones por las que el asesinato de Carlos Manzo es un caso clave
- Uruapan es una zona estratégica: La región produce aguacate para exportación global. Su control es codiciado por múltiples cárteles. El liderazgo de Carlos Manzo afectaba intereses millonarios.
- Rechazó pactos con el crimen: A diferencia de otros funcionarios, Carlos Manzo dejó claro que no negociaría con criminales. Su firmeza lo convirtió en blanco.
- Fue asesinado en un evento público: Que el crimen ocurriera en una celebración masiva, con escoltas presentes, revela la osadía de los agresores y el nivel de desprotección estatal.
- Ya había recibido amenazas: Carlos Manzo denunció presiones y advertencias de grupos criminales. Aun así, no pidió licencia ni buscó exilio político.
- Representaba una nueva política: Como alcalde independiente, Carlos Manzo promovía una gestión honesta, sin compromisos partidistas. Era símbolo de cambio.
- Pone en evidencia la vulnerabilidad de los alcaldes: En 2025, al menos seis alcaldes han sido asesinados en México. La impunidad alimenta el terror político.
- Su muerte exige justicia nacional: No se trata solo de Uruapan. Si el crimen de Carlos Manzo queda impune, se envía un mensaje de derrota a todas las comunidades que luchan por su autonomía.
Reacciones tras la muerte de Carlos Manzo
Funcionarios estatales y federales condenaron el crimen. Se prometió una investigación profunda y se desplegó presencia militar en la zona. Sin embargo, la ciudadanía exige más que discursos: pide resultados.
El caso de Carlos Manzo ha movilizado a miles de personas en redes sociales, con mensajes como “No más alcaldes asesinados” o “Carlos no murió, lo mataron por hacer lo correcto”.
¿Qué sigue para Uruapan y México?
La muerte de Carlos Manzo deja un vacío de liderazgo y una herida en la confianza pública. Lo que ocurra en los próximos días será clave: ¿habrá justicia o será otro expediente olvidado?
Este hecho obliga a replantear el modelo de protección a funcionarios públicos, revisar los protocolos de seguridad y atender de fondo la infiltración del crimen en gobiernos locales.
Carlos Manzo no debe ser olvidado
Carlos Manzo representa a miles de servidores públicos que, cada día, intentan gobernar en medio del miedo. Su asesinato debe ser un parteaguas, no una estadística más. Es momento de exigir justicia, memoria y un país donde hacer lo correcto no te cueste la vida.


